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Con almidón de yuca se hace plástico para bioempaques

Una investigación realizada como parte del Programa de Doctorado en Ingeniería con Énfasis en Ingeniería de Alimentos de la Universidad del Valle por investigadores del Departamento de Ingeniería de Alimentos, permitirá hacer empaques plásticos con almidón agrio de yuca, el mismo que se utiliza para hacer almojábanas. Esta es la primera vez que se reporta la producción de un biopolímero termoplástico de almidón agrio de yuca.
La investigación fue desarrollada por Héctor Samuel Villada, Profesor Asociado de la Universidad del Cauca como tesis de grado para obtener su título de doctorado (Ph.D.) bajo la dirección del Profesor de la Universidad del Valle Harold Acosta Zuleta del Grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología de Biomoléculas de Interés Agroindustrial – CYTBIA, del cual también pertenecen estudiantes de las Universidades del Valle, del Cauca y Nacional de Palmira y un estudiante del Sena, quienes realizaron sus respectivas tesis de grado y práctica sobre temas paralelos.
En el proyecto se extrajo el almidón de la yuca mediante los procesos tradicionales. Se peló el tubérculo, se molió y se extrajo el almidón que luego de sedimentarse, se pasó a unos tanques fermentadores, durante 20 días. El almidón fermentado se secó al sol y luego se mezcló con agua y otras sustancias plastificantes de origen natural, que facilitan el deslizamiento de las moléculas del almidón y se llevó a una máquina extrusora. De allí se obtuvieron cintas extruidas que luego se transformaron en pequeñas ‘lentejas’, al igual que los polímeros normales. Este es un producto precursor o materia prima para la manufactura de bioplásticos finales.
El biopolímero obtenido con base en almidón comparte algunas características con los elaborados con derivados del petróleo. La mayor diferencia entre el plástico que actualmente se fabrica y el producido con base en almidón de yuca es que el segundo es completamente biodegradable, lo que quiere decir que su uso como empaques no es mayor a un año, a partir de su producción.
Otra diferencia es que las cintas extruidas, recién producidas y por un periodo de un mes, son extensibles, es decir que pueden estirarse y de inmediato recuperan su forma, lo cual se conoce como ‘memoria’ del polímero.
Actualmente, el grupo de investigación adelanta conversaciones con varias empresas de empaques para explorar aplicaciones de este biopolímero y de otro hecho con harina de yuca, para la producción de bolsas, láminas de recubrimiento, utensilios desechables y ya una empresa productora de autos, está interesada en la investigación para hacer parachoques y tableros con bioplásticos, igualmente biodegradables.
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